Ahora, todos dicen...
Cada vez que miro la luna,
me acuerdo de
esa triste y dulce locura
que vino ayer.
Cada vez que miro las flores,
pienso en pan duro.
Y es que todo fue
una putada…
Ahora todos dicen:
«¡Coño, Pablo! Estás cambiado.
Con esas ojeritas
parece que no has dormido.
Ya no cuentas con nadie
y andas siempre despistado.
Luego no te quejes de que
no tienes amigos.»
En otoño, llueven hojas
aunque no se vean con la niebla;
en invierno, huele a flores; ¡cosa mala!:
nunca fue su época.
Cada vez que miro una foto,
me acuerdo de
cuantas de ellas habría roto y
nunca podré.
Cada vez que miro las flores,
pienso en pan duro.
Y es que todo fue
una putada…
Ahora todos dicen:
«¡Coño, Pablo! Estás muy flaco».
Ella, me dice al oído:
«Cuéntame lo que has comido,
que sólo piensas en los cambios
cuando estás borracho.
Sal de casa, que te noto
que has palidecido.»
Primavera de un poeta
sin ni puta idea de poesía.
En verano, tus sudores en mi cama
y sigue estando fría.
Primavera de un poeta
sin ni puta idea de poesía.
En verano, tus sudores en mi cama
y sigue estando fría.
En otoño, llueven hojas
aunque no se vean con la niebla;
en invierno, huele a flores; ¡cosa mala!:
nunca fue su época.
Cada vez que miro la luna,
me acuerdo de
esa triste y dulce locura
que vino ayer.
Cada vez que miro las flores,
pienso en pan duro.
Y es que todo fue
una putada…
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