Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2019

La breve historia de Martín Roca. Capítulo 8.

—Soy alérgico a los gatos —me dijo Martín, rellenando por segunda vez su taza de café. —¿Qué coño tendrá que ver? —le dije yo—. ¿Qué pretendes, que el gato te pida permiso antes de entrar a tu casa? —Soy muy alérgico a los gatos… si uno entrase en mi casa, lo sabría. Estaba tomándome un café ­—o como quieras llamar a esa mierda que preparan en la oficina—, cuando llegó Martín. Estaba débil, como todos los días últimamente. Daba vueltas al pasillo agitado e impaciente y, de vez en cuando, se asomaba a la sala donde está la cafetera, esperando a que yo me quedase a solas. Cuando sólo quedaba yo en la habitación, se me acercó y me dijo: —¡Son heces! Yo miré al café. —No es gran cosa, Martín, pero tanto como heces … Martín cabeceó. —Lo de mi casa —dijo—, son huellas hechas con heces. —¡Eso es genial! —le dije yo. Él me miró extrañado—. Martín, debes mirar al suelo cuando caminas —continué—, así no pisarás mierdas y no dejarás huellas en tu casa. —Ya he pensado

La breve historia de Martín Roca. Capítulo 7.

Lo de Martín era triste, pero ¿qué coño esperaba del brujo de los cojones? Allí estaba, viniendo a la oficina cada día más agotado, cada día más ojeroso y cada día más descuidado. Su piel se estaba tornando oscura y azulada, como los enfermos terminales justo antes de volver pálidos. ¡Necesitaba poner remedio a aquella situación, joder! Tampoco habíamos hablado tanto, pero no dejaba de ser su amigo , así que me dolía verle así. Después de dos o tres días sin dirigirnos nada más que saludos, decidí abordarlo en la máquina de café. —¡Eh, Martín! ¿Qué tal todo, tío? Él se limitó a mirarme con su cara arrugada y derretida, con clarísimas muestras de agotamiento. —¡Joder, Martín! ¡Estás hecho una mierda! —Gracias —dijo, sarcástico. Yo me acerqué a él y le puse la mano en el hombro. Ya sabes, acercamiento entre dos tipos que deben apoyarse mutuamente. —¿Quieres decirme qué te pasa, tío? —le dije. —Son las huellas… —dijo con un hilo de vo

La breve historia de Martín Roca. Capítulo 6.

—¿No será que tienes un Poltergeist ? —le había dicho yo a Martín. ¡Pero era una coña, joder! Sólo quería que se riese un poco. Que se olvidase de todo el asunto de su casa llena de huellas. Si viese mi puta casa… es un estercolero. Unas putas huellas… Martín no me contestó ni me sonrió ni me celebró la ocurrencia. ¡Qué va! Me miró como debieron mirar al descubridor del fuego. Con los ojos agotados y esperanzados. Martín contrató a un médium aquella misma tarde. Me lo describió como un tipo bastante bajo y gordo. Nada que ver con los exorcistas de las películas, espigados y con cara de circunstancia. Resulta que el tipo había quedado con Martín a las cinco de la tarde, pero se presentó pasadas las cinco y media —un tipo de fiar, sí señor—. Martín me dijo que el tipo llevaba una prenda extraña, como una especie de chilaba muy colorida y que trataba de disimular su alopecia con un absurdo peinado tipo afro. Al parecer, entró en el apartamento de Martín y atravesó el