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Mostrando entradas de septiembre, 2020

la excepción del sacerdote

  Todo empezó el día en que oí cómo alguien me llamaba por mi nombre desde dentro de mi mujer. En un principio, lo achaqué a los largos periodos de tiempo que me pasé experimentando con alucinógenos. Era habitual en mí el uso de hongos, PCP, LSD, ketamina, éxtasis y otras sustancias durante los primeros años de mi edad adulta, por lo que no es del todo raro que de vez en cuando me despierten gritos que nadie da o me acechen sombras que no existen. «Capullo, deja de pensar que soy fruto de tu mierda de cerebro. ¡Te voy a joder de lo lindo!» me dijo esa voz, una vez, mientras mi mujer dormía. Esa misma noche, había mezclado whisky con un par de barbitúricos para conciliar el sueño, así que no estaba del todo seguro de haberlo soñado. ¿Qué me hizo percibir, entonces, que aquello se salía de lo normal? , podrías preguntarte.  La respuesta es sencilla: mi mujer salió del cuarto de baño de nuestro apartamento y se dirigió al salón. Se colocó frente al sillón donde yo estaba senta