Hablando de decir…
«Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir.» (Manolo García).
Mi hermana me regaló un bloc de dibujo que jamás utilicé. Ella
sostiene que dibujo bien, aunque en realidad dibujaba de forma mediocre hace varios años, cuando dibujaba.
Esto, en el fondo, me ofendió. Siempre me consideré más
escritor que cualquier otra cosa en el mundo. Un par de novelas, cientos de
poesías que, en ocasiones, acabaron siendo canciones y docenas de textos de
diversa índole —desde relatos cortos, a una suerte de ensayo/reflexiones que
soy incapaz de colocar en medio de cualquier otro texto más extenso— y, sin
embargo, nadie que haya leído cosas mías, me ha regalado nunca un bloc de
escritura.
Me imagino que estoy un poco más abajo —un par de escalones,
quizá—, del escritor mediocre. Tal vez sea porque sólo escribo cuando tengo algo
que decir y, francamente, cuando tengo cosas que decir, es porque algo anda mal
en mi cabeza. Algo que queda tan grande que no consigo expresarlo con la
palabra hablada. Sólo escrita. Sólo dejándome llevar por la tinta y
confesándome a un lector que se me antoja escaso o inexistente.
Hoy, hace dos meses que murió mi mejor amigo.
Hoy, hace dos días que tres desconocidos mataron a un amigo
de mi infancia a golpes.
Hoy es el día perfecto para decir cosas peores que el
silencio.
El silencio de la soledad, el silencio de los tanatorios, el
silencio después de un orgasmo.
Hoy es el día perfecto para decir cosas peores que los
silencios que nos alimentan la mente y nos enloquecen el alma. Peores que los
silencios que enriquecen nuestro ser y joden nuestras relaciones
interpersonales.
Quiero dedicar este blog a todos y cada uno a los que se les
ha privado la posibilidad de contar las cosas feas.
Va por vosotros, mis desechos deshechos.
Quédate y comprueba si sólo eres otro puto juguete roto.
Quédate y comprueba si sólo eres otro puto juguete roto.
💙
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